Board member, Chile
Lleva décadas desempeñando cargos estratégicos en distintos mercados regulados en Chile ¿cómo ha evolucionado la relación entre el Estado y los privados en dichos mercados?
Sin dudas ha cambiado. Hoy existe una mayor regulación y control, donde la visión de los privados muchas veces no conversa totalmente con las nuevas exigencias. Mi mirada, es que deben existir controles, pero con mayor objetividad, mirando el beneficio integral del sector y la comunidad. Lamentablemente, en algunas ocasiones se ha legislado por casos puntuales, afectando de mala manera a todo el sector económico. O también por exigencias o compromisos internacionales que como país hemos asumidos, los que van más allá de lo razonable, afectando en particular a una industria y por ende a todo el país.
Lo anterior es importante, porque sabemos que los sectores regulados normalmente requieren de altas y constantes inversiones de capital, donde por el carácter de cada sector y la rentabilidad esperada, éste debe de ser de largo plazo. Un claro ejemplo, es el sistema de fijación tarifaria que tenemos y las condiciones de exigencias de servicio. En ese sentido, un cambio tarifario a la baja cuando ya se han emitido compromisos de financiamiento, llámese bonos, bancarios u otros, puede llevar a la quiebra al proveedor, o verse forzado a ajustar a la baja las inversiones, lo cual tiene un impacto directo en la calidad del servicio que ofrece a sus clientes.
Por todo lo anterior, creo fundamental crear verdaderas confianzas entre el sector estatal y el sector privado; es básico y prioritario, donde lo moral, lo profesional, técnico y financiero puedan conversar y navegar juntos, buscando el verdadero valor para el bien común y para nuestro país.
¿Sigue siendo Chile un país competitivo en comparación con sus vecinos? ¿qué ventajas tenemos y en qué podríamos mejorar?
Creo en nuestro país, pero también creo que debemos cuidar nuestras leyes, haciéndolas valer, tener un tizado de cancha claro y respetarlo para no caer en pequeñeces y discusiones estériles, que lo que único que hacen es impedir dar mejores pasos para el presente y futuro de nuestra nación.
La vecindad nos ha mostrado en general un desastre en su caminar, en todas sus áreas, valóricas, políticas y económicas entre otras, donde los intereses mezquinos de algunos grupos llevan a sacrificar a mucha gente inocente y necesitada, abusando de su desconocimiento. Son malos ejemplos para seguir y buenos ejemplos para no seguir. Por eso creo que no nos debemos comparar con los países vecinos; espero algo mejor para Chile.
Es por ello que debemos crear un sector público y privado eficientes y bien administrados, que ambos sumen, compitan en sana ley y creen así mejores condiciones para nuestra mermada y estancada economía. No nos podemos dar lujos de países consolidados que no nos corresponden.
A ello se suma que estamos siempre centrados en la inmediatez, todo lo queremos para hoy, y la mayoría de las soluciones tienen un lento desarrollo. Nos hemos puestos muy críticos, exigentes y poco aportadores, esperando que la reacción venga de otros primero. Es famoso el dicho de que “El césped del vecino está mejor o más verde que el nuestro”. Quizás no debemos tener pasto por ahora y buscar cubrir necesidades más básicas y empezar a construir con una base más sólida.
Por eso considero clave que como primer paso fortalezcamos la institucionalidad y permitamos que los poderes del Estado funcionen, como también ofrezcamos las bases para atraer mayor inversión. Si hoy el tamaño de nuestra economía no es suficiente para el gasto que tenemos, entonces entreguemos las herramientas necesarias para atraer mayores capitales y así contribuir al noble objetivo buscando llevar a nuestro país al verdadero desarrollo.
Los últimos años han estado marcados por la salida de capitales chilenos al extranjero. Sin embargo, según cifras del Banco Central, esa salida se contrapone con un aumento en el ingreso al país de inversión extranjera directa ¿podemos decir que estamos presenciando un “reemplazo” de capitales en el país? ¿Qué opina al respecto?
No he hecho un análisis profundo de esto. Pero vivimos en un mundo cada vez más globalizado, donde las barreras culturales y económicas van quedando atrás. Sobre todo, en el manejo de los riesgos y la diversificación de ellos. Queda claramente demostrado que el flujo de capitales puede verse más abultado en una dirección u otra por la inestabilidad actual y que se ha manifestado como uno de los efectos de la incertidumbre local reinante. Más aun, con lo que pueda esperarse en el futuro. Una de las inquietudes más serias, es la nueva Constitución que nos gobernará y cuál será su verdadero contenido, como también su trascendencia en nuestra nación.
La libertad de invertir localmente o en el extranjero siempre debe existir, donde la diversificación geográfica de las inversiones es una forma más de manejar el riesgo asociado. El uso de discursos extremos lleva al desencanto y naturalmente a la búsqueda de nuevos horizontes. Si se muestra un país en “desorden” uno debe abrirse a buscar “resguardo”, en especial con lo familiar y los ahorros ganados en la vida.
También se puede agregar que hay muchas empresas chilenas que nuestro país les ha quedado chico y se han visto obligadas a salir en la búsqueda de nuevos mercados. No solo para el destino de sus productos si no también en la producción de ellos. Cabe señalar que somos una economía abierta y concentrada. Dependemos de muy pocos productos y muchos de ellos provienen de algunos recursos naturales e incluso con poco valor agregado en ellos.
En este mundo tan competitivo es válido buscar donde se puede crear mayor valor para nuestras empresas y poder mantener o mejorar la competitividad de ellas. Lo mismo ocurre para empresas extranjeras que en el manejo de su matriz de riesgo, Chile les queda atractivo para instalarse y creer en él.
¿Cree que los capitales chilenos puedan terminar retornando en algún momento? ¿por qué?
Si. No sé si todo, pero al menos una parte. Se deben dar condiciones de estabilidad política y social en el país, donde el estado de derecho asegure las condiciones mínimas para mirar y creer en este país en el largo plazo, con reglas claras y formales, donde la propiedad privada se respete y que la Constitución se defienda tenazmente por las instituciones pertinentes.
¿Si estuviera en sus manos cambiar una sola cosa de Chile y de su gente, qué elegiría? ¿por qué?
Hay muchas necesidades y expectativas ofrecidas y no resueltas, alguna de ellas imposible de alcanzar en el corto plazo. Ya hemos perdido a lo menos dos generaciones en lo relativo a la calidad de la educación. Si miramos el largo plazo debemos Educar mejor, con mejores programas y contenidos. Empezando por los más pequeños y a todo nivel socioeconómico para que nos cimente o asegure un verdadero cambio cultural futuro. O sea, subiendo las barreras de exigencias hoy existentes, si no, nuestro Chile siempre será un país en una eterna búsqueda del desarrollo, y con una felicidad inalcanzable con el efecto del desencanto o frustración de los más necesitados. La buena educación es la verdadera herencia que le podemos dar a nuestros hijos y más aun si nos focalizamos en el plano humano valórico. Debemos cambiar el tono de nuestra sociedad, con una mirada más positiva y comprensiva.
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